Calvino: El Teólogo cultural y reformador de la vida total. Conclusión

jubile1909_grav03He revisado detenidamente el capítulo que Henry Van Til dedica a Calvino en su libro The Calvinist Concept of Culture (El concepto calvinista de la cultura), y el autor nos muestra acertadamente que para Calvino, la Gloria de Dios obrando en el hombre no sólo se debe manifestar en el círculo eclesiástico o en lo referente a la salvación de las almas, sino que esa gloria debe ser visible en todos los aspectos de la vida humana. Desde al arte, la política o la economía, para Calvino, la Palabra de Dios debe gobernar en los hechos y pensamientos del hombre nacido de nuevo. De modo que, bajo principios escriturales bien establecidos, el cristiano pueda cumplir con su propósito de vida, con su vocación en este mundo, honrando a Dios y sirviendo a su prójimo, renovando y trastornando su cultura, su entorno; no mediante un esfuerzo alocado por cambiar su sociedad, sino bajo la guía del Espíritu, con la mente de Cristo.

Es la necesidad de una cosmovisión cristiana  y lo que Calvino, como teólogo y visionario, aporto a ésta, lo que resalta en la obra de Van Til. La necesidad de una antítesis y de un eclecticismo cristiano dominados por el Espíritu de discernimiento y la Palabra de Verdad, para la reforma de la cultura, desde sus principios básicos, hasta sus instituciones más complejas.

Sigue leyendo «Calvino: El Teólogo cultural y reformador de la vida total. Conclusión»

Calvino y la libertad cristiana como base de la vocación

calvin-soli-deo-gloriaLa doctrina de la Libertad Cristiana (Inst. III, 19) forma el apéndice de la justificación, y sin ella no puede haber el “correcto conocimiento de Cristo, o de la verdad evangélica, o de la paz interna de la mente.” Pero cuando se menciona esta doctrina hay dos reacciones violentas: algunos “bajo el pretexto de la libertad, abandonan toda obediencia Dios, y se precipitan en el más desenfrenado libertinaje; y algunos la desprecian, suponiéndola subversiva de toda moderación, orden y distinciones morales”. Estas son las reacciones del mundano y del asceta. Calvino se opone igualmente a estos dos males, la mundanalidad y el escape del mundo. Sin embargo, esto no le convierte en un neutralista en el sentido de uno que quiere su pastel mientras se lo come. Calvino no aparentaba estar a favor de ambos extremos, sino que su balance es escritural, y va tan lejos como va la Palabra.

Claro, en su esencia la libertad Cristiana es espiritual. Consiste de la libertad de la esclavitud de la ley y restauración a la obediencia voluntaria a la voluntad de Dios. Puesto que estamos libres de la ley como instrumento para salvación, respondemos como hijos al servicio de Dios con gozo y prontitud. La libertad es disfrutada en el camino de la fe y debe animarnos a la virtud, pero las mentes serviles, quienes la usarían para cumplir las lujurias de la carne, no tienen parte en ella.

Sigue leyendo «Calvino y la libertad cristiana como base de la vocación»

El impacto de Calvino en la cultura

 

calvinoEste juicio de Warfield (véase la entrada El impacto político de Calvino) se confirma por el hecho de que Calvino también liberó a toda la esfera de la cultura de la tutela de la iglesia. Calvino rechazó el esquema de naturaleza y gracia de Aquino, en el que el mundo está dividido en mitades superior e inferior, dadas respectivamente al dominio de la fe y la razón. En esta visión la gracia incluye la religión, la ética, la teología y la iglesia; pero la naturaleza es el ámbito de la cultura, incluyendo todas las actividades naturales del hombre. Dándose cuenta de lo inadecuado del ámbito inferior, en y por sí mismo, Aquino y la iglesia en pos de él colocan toda la esfera de la cultura bajo la tutela de la iglesia, y ésta se convierte en sirvienta de la teología.

Guillermo de Occam, el filósofo nominalista, oponiéndose a este señorío, enfrenta antitéticamente a los dos ámbitos el uno contra el otro. Él, en verdad, liberaría al arte y a la agricultura, al comercio y a la industria del poder del papa, pero las transfiere a las manos de duques y reyes. De esta forma se convirtió en el padre de una cultura controlada por el estado, el primer filósofo moderno del totalitarismo. Ahora Calvino proclamó junto a la iglesia y al estado un tercer ámbito, un área de la vida que tiene existencia y jurisdicción separada. Es llamada la esfera de la adiaphora, las cosas promedio. Este es el tribunal de la conciencia. Ningún papa o rey puede dominar en este ámbito. Esta área no está restringida a unos pocos asuntos insignificantes de gusto y opinión entre individuos, sino que incluye la música, la arquitectura, el aprendizaje técnico, la ciencia, las festividades sociales, y la cuestión de todos los días, “¿Qué comeremos y qué beberemos o con qué vamos a vestirnos?”

Sigue leyendo «El impacto de Calvino en la cultura»