El Apóstol Pablo le venía dando a Timoteo una serie de instrucciones de carácter imperativo para el orden de la Iglesia de Éfeso. Desde el primer capítulo Pablo le da indicaciones precisas acerca de la doctrina y del orden eclesial.
La gramática nos enseña que lo antes mencionado no eran meras recomendaciones, sino que eran (y son) órdenes y mandatos para que fuesen (y sean) transmitidos a la Iglesia, en específico a los maestros: “para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina” (1:3).
Ocúpate: Como dije, el verbo es imperativo (presente activo) y se encuentra en segunda persona del singular. Del griego πρόσεχε denota la idea de “continuar en atención estricta de algo, ocuparse de, dedicarse o aplicarse a.”
Timoteo se debía ocupar, poniendo especial atención, de la lectura. ¿La Lectura de que?
De la lectura: Se nos dice que es posible que el τῇἀναγνώσει sea aplicado para el estudio personal, pero no es en este sentido secundario en el cual se ocupa en la carta, sino en el sentido de la literatura y la costumbre judías, esto es, “leer la ley y los profetas en la sinagoga”.
“Los ministros deben ocuparse de esas cosas como obra y tarea principal de ellos. Por estos medios se manifestará su provecho en todas las cosas y a todas las personas; esta es la forma de ganar conocimiento y gracia, y de ganar también a otros. La doctrina de un ministro de Cristo debe ser conforme a las Escrituras, clara, evangélica y práctica; bien expresada, explicada, defendida y aplicada.” (2)
Es decir, Timoteo tenía que aplicar su esfuerzo y su juventud a la lectura pública de las Escrituras (NVI), a la exhortación y a la enseñanza de las mismas. Con el motivo de la edificación de la Iglesia pero también del mantenimiento de la doctrina pura. Justino Mártir nos dice acerca de esto:
“Los Evangelios y Epístolas del Nuevo Testamento, reconocidos como inspirados por los que tenían el don de discernir los espíritus fueron desde el principio y a medida de ser escritos, leídos junto con el Antiguo Testamento en las iglesias.”(1)
Es importante que los maestros se apliquen al Estudio de las Escrituras para poder dar un alimento sólido a sus ovejas y no profetizar y exhortar de su propio corazón. (Como lo hace la mayoría de los falsos maestros que enseñan hoy en la Iglesia).
“Y si a un hombre tan importante (Timoteo) se le aconseja estudiar a fin de que progrese día tras día, ¿cuánto más necesitamos nosotros de ese consejo? ¡Ay de aquellos perezosos que no escudriñan los oráculos del Espíritu Santo día y noche…Siempre ha sido un rasgo prominente en el carácter de un buen hombre, que «su delicia sea en la ley del Señor, y que en su ley medite de día y de noche» (3).
A pesar de que en primera instancia el pasaje está dirigido a Timoteo y a los maestros, también se dirige a aquel creyente que no enseña, sino que está en el proceso de aprendizaje (de alguna u otra forma todos lo estamos). Es decir, el creyente debe, en su estudio personal, indagar y escudriñar la Escritura, ocuparse en la lectura de la misma para su edificación.
Si bien este blog contiene diferentes temas de interés para el cristiano e intenta fomentar la educación y desarrollo intelectual del creyente. También se somete a esta cláusula y a la correcta interpretación del pasaje, es decir, la Biblia está por encima de todo libro y es necesario que nuestra lectura, exhortación y enseñanza sea conforme a la enseñanza bíblica. Todo escritor, pensador o maestro que enseñe doctrina debe ser sometido al testimonio que vive y permanece para siempre.
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(1) Justino Mártir, Apología, 1:67
(2) Matthew Henry. Comentario a Toda la Biblia. 1 Timoteo 4
(3) Juan Calvino. Comentario a la primera Epístola Pastoral de San Pablo a Timoteo