La última carta de Calvino a Farel

 

espués de un arduo trabajo en la labor del ministerio, esto es, en la enseñanza y evangelización de poblados enteros, tanto Calvino, como Farel, llegaban a sus años en donde  “la cadena de plata” se quiebra y se “rompe el cuenco de oro”. Su vejez fue marcada por la persecución y las calumnias por parte de sus enemigos, y con todo, aún  daban fruto, estando vigorosos y fuertes, si no en condiciones físicas, si espirituales.

En el siguiente extracto de la Vida de Guillermo Farel, Francés Bevan nos narra los últimos momentos de Calvino y su despedida, a través de la correspondencia, de su amado hermano Guillermo Farel.

« ¡Adiós, adiós, mi mejor y más verdadero hermano! Puesto que es la voluntad del Señor que viváis cuando yo me voy, no olvidéis jamás nuestra amistad, la cual, hasta donde ha sido útil a la Iglesia de Dios, llevará fruto en la eternidad. No os molestéis, os suplico, en venir a verme. Respiro con dificultad, y espero a cada momento partir de aquí. Estoy bien satisfecho de que vivo y muero en Cristo. ¡ a Vos y a los hermanos, una vez más adiós!» Farel  se puso luego en marcha para Ginebra: todavía halló vivo a Calvino. Una vez más hablaron juntos del Señor a quien amaban; y unos cuantos días más tarde Calvino estaba ausente del cuerpo y presente con el Señor.» (1)

 

 

 

 

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(1)Bevan, Frances. La vida de Guillermo Farel. CLIE. 1988. p. 331

Libro: La Vida de Guillermo Farel, Frances Bevan

 

ace tiempo publiqué pequeños resúmenes de los primeros tres capítulos de este excelente libro a modo de introducción a la vida de Guillermo Farel. He terminado de leer la obra y publico esta brevísima reseña, nada exhaustiva, con el fin de que, si es del interés de cada uno, adquiera el libro y disfrute de una buena y edificante lectura.

Siempre es un placer el poder leer biografías de hombres usados por Dios a la manera de Farel. Muchas veces, los historiadores y catedráticos en los seminarios y Universidades, al tratar el tema de la Reforma Protestante fijan sus estudios en hombres como Lutero, Calvino, Erasmo, Zuinglio, y otros; pero pocas veces se hace memoria de Guillermo Farel, se le tiene como un simple compañero de Calvino, cuando a decir verdad, y habiendo revisado la historia, la obra de Dios en Ginebra fue, en su mayor parte, hecha a través de la predicación y ministerio de Farel.

farelEn este 2009 se celebrarán 500 años del nacimiento de Calvino: la iglesia de Cristo dará gracias a Dios por la vida de uno de sus hermanos, por su misericordia al dar a la Iglesia tal maestro, y creo firmemente que es necesario, en medio del recuerdo de Calvino, dar gracias a Dios  también por haber otorgado, en tiempos tan difíciles, un evangelista de la talla de Farel.

Desde los primeros capítulos y a lo largo de todo el escrito se percibe la labor evangelística de Farel a tal grado, que en mi mente pasaba la figura de Pablo y Pedro en Hechos viviendo en el Siglo XVI. Desde la salida del Delfinado, su tierra natal en Francia -en 1509-, hasta la llegada a Ginebra y sus últimos días en Neuchâtel, la vida de Guillaume se vio envuelta en un sinfín de dificultades al presentar el Evangelio. Acusado de herejía y “luteranismo”, Farel fue recibido en cada ciudad en la que predicó, – Basilea, Paris, Berna, Vaud, Meaux, Neuchâtel, Lausana y Ginebra- con férrea oposición: insultos, amenazas de muerte y tremendas golpizas fueron su porción. A diferencia de los evangelistas de este siglo, los bolsillos de Farel no estaban llenos de dinero y su persona de codicia, sino que era lleno del Espíritu Santo y con sustento y abrigo, si no es que menos, estaba contento. La multitud no se juntaba para ver cuántos milagritos hacía, todo lo contrario, el grito era: ¡Al Ródano!

Francés Bevan, nos dice que fue de la boca del maestro Santiago Faber de quien Farel escuchó por primera vez el Evangelio de forma clara y reveladora. Con deseos de aprender latín, Farel buscó en Paris alguien que pudiera enseñarle y encontró al maestro Fabel, un católico que, por el estudio de las Escrituras, se estaba haciendo “evangélico” y encontraba la justificación por fe, que después predicaría en La Sorbonne, en la misma Facultad de Teología que era el centro de la erudición papista. Fabel, expuso magistralmente el Evangelio y después de eso, nos dice nuestro biografiado:

…todo parecía ante mi como en una nueva creación. Las Escrituras vinieron a serme más claras, la luz brilló en mi alma. Una voz, hasta entonces desconocida-la voz de Cristo, mi Señor, mi Maestro, me hablaba después con poder. Dios, compadeciendo nuestro error, nos enseñó que Él solamente, por Cristo, la propiciación por nuestros pecados, por Cristo, el Mediador y Abogado, borra nuestras trasgresiones por amor suyo, puesto que son todas limpiadas por su sangre. A Él sólo me afiancé…”

Así, Farel, en esta seguridad de la justificación por la fe y la elección soberana de Dios, recibió su llamado a predicar el Evangelio y denunciar las falsedades del romanismo. En su caminar, tuvo encuentros con Zuinglio, con Erasmo-quien odiaba a Farel y sobre quien desató la furia que no pudo contra Lutero-, y trabajó a lado de Pedro Viret, Roberto Olivetán, Antonie Marcourt, Baudichon y aún sostuvo correspondencia con Margarita de Navarra, hermana del Rey de Francia.

farelUno de los aspectos más apasionantes de la historia de la vida de Farel, fue su  labor en Ginebra, una labor imposible, que Dios hizo posible. La oposición en la ciudad para recibir el Evangelio por parte de los sacerdotes, gobierno y la población entera fueron los años más desgastantes de Farel. Bevan dedica alrededor de veinte capítulos para narrar en detalle la historia de Ginebra y de cómo estando por fin Farel predicando al interior de la ciudad, la oposición se acrecentó después de ser sitiada por el mismo Duque de Saboya y asediada por el emperador Carlos V. Ginebra, que después sería el fuerte protestante, fue librada milagrosamente de la mano de los enemigos para dar paso libre al glorioso Evangelio del Dios bendito. La combinación de circunstancias, en el momento preciso de la agonía de un pueblo entero, no fueron obra de la casualidad, sino respuesta a la oración y trabajo arduo de Farel y sus compañeros.

Tras la liberación de Ginebra por la poderosa mano de Dios, se nos dice que Farel siguió trabajando arduamente por llevar el Evangelio y por reformar la ciudad, esta vez, al lado de su amado Calvino. Se nos cuenta de su destierro por parte de los encargados del gobierno impulsados por los libertinos de la ciudad y de cómo en su vejez  se casó con una joven, engendró al pequeño Juan Farel y después de seguir predicando,  fue encarcelado en Gap, cárcel de la cual, logró salir, para después, el 13 de Septiembre de 1565, en Neuchâtel, partir a la presencia del Señor.

Sin duda, una gran recomendación para todo aquél que se interese en la Reforma Protestante y en la Historia de la Iglesia, no sólo por la información presentada, sino también por el estilo de Francés Bevan en la narrativa. El libro abunda en detalles acerca de la vida del Reformador y del contexto histórico en el cual se desarrolló el mayor avivamiento de todos los tiempos, siendo así un trabajo serio y reformado, valioso para cualquier estudiante de los temas antes señalados.

 

 

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Bevan, Frances. La Vida de Guillermo Farel. CLIE. España. 334 p.

La vida de Guillermo Farel. Capítulo 3: Un niño sin Biblia

 

farelEn este capítulo, F. Bevan, nos narra el cómo Farel creció sin educación cristiana alguna y que todo lo que recibía como venido de Dios, eran las fábulas de los sacerdotes de aquel tiempo. Le decían acerca de los santos, de los ángeles y de los clérigos cosas absurdas que antes de llevarle a Dios, le alejaban más de Él. Nacido en 1489 Farel creció en el valle del Delfinado, específicamente en Les Farelles, Francia, junto a sus hermanos y padres, quienes creían todo lo que el sacerdote les decía, y si era salido de la boca del Papa lo tomaban como divino. La orden misma de aplastar a los Waldenenses (Valdenenses, por adherirse a las enseñanzas de Pedro Valdo) por parte del “Vicario de Cristo”  era tomada en aquel tiempo como un acto que debía ser ejecutado en nombre de Dios. En el año del nacimiento de Farel, se dio una gran persecución en el Delfinado hacia estos hombres por orden de Inocencio VIII. Ante estos horribles actos, la familia Farel permanecía indiferente ya que habían escuchado de los sacerdotes que aquellos seres eran “brujos y hechiceros” y que todo el mal que venía sobre el Delfinado era por causa de los “herejes”.

Farel aprendió a leer, pero no la Biblia, era un “libro que ni él, ni sus padres habían visto jamás”. La ausencia de la Palabra de Dios marcó su niñez, los cuentos acerca de San Francisco (1) eran tan absurdos como lo son hoy las apariciones de piedras y polvo de oro en el movimiento carismático, pero que aún así la gente cree. Era pues, la ausencia de las Escrituras lo que tenía en ese hoyo a Guillermo, a Francia y al mundo en la Edad Media.

Años más tarde y ya entrado en la labor evangelística Farel escribió acerca de su desgracia:

“Cuando pienso en lo que he sido yo mismo, me  lleno de horror, recordando el culto, las oraciones, y los servicios que ofrecí a las cruces”

Y acerca de la Escritura escribe:

“La Escritura es muy segura, y no dice nada sino aquello que es verdad y lo que todos deben recibir y sostener firmemente, pero la cosa más sencilla, que no pueda ser probada por la Escritura, no tiene peso, ni lugar, ni autoridad en el culto y servicio de Dios…Allí debemos hallar lo que Cristo dijo realmente, y conforme a eso debemos sostenernos firmes, creyéndolo y haciéndolo, sin añadirlo o disminuirlo, ni torcerlo de un lado para el otro…” (Énfasis míos)

Que bueno sería, dice Bevan, si todo el pueblo que se llama cristiano hubiese andado según esta regla.

 

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(1) Se decía de San Francisco que una vez  había charlado con un lobo para que éste no comiera más gente y que pudo llegar a un acuerdo con el “hermano lobo” prometiéndole sustento a cambio de la “palabra del lobo”  de no dar más calamidades a la ciudad. Esta historia fantástica se puede encontrar bajo el título “San Francisco y el lobo de Gubbio. Cómo San Francisco amansó, por virtud divina, un lobo ferocísimo”. Esto, era lo que Farel recibía como venido de Dios, ahora, también se puede encontrar la “guía profética” de Rony Chávez como una de estas historietas, que desgraciadamente las personas están creyendo como venida de Dios. 

 

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